De la utopía a la realidad. Septiembre 2007/ II
Soy una persona normal y corriente que ha aportado una idea, que otros más capacitados deben desarrollar y que todos juntos debemos ponerla en práctica. Lo que en un principio ha comenzado como un sentimiento, una idea abierta, debe dar paso al trabajo por supervivencia y para ello es necesario el esfuerzo de muchas personas sin importar su condición social, intelectual o profesional.
Todos debemos hacer bien nuestro trabajo, aquí desde el primero hasta el último deben participar e implicarse. Empezando por el trabajador y el empresario, banqueros, funcionarios públicos, economistas que diseñen la nueva economía, investigadores que nos hagan ser competitivos, jueces que cambiando la ley garanticen nuestra seguridad castigando de verdad a los malos y que además faciliten el trabajo a los cuerpos y fuerzas de seguridad, maestros que formen a las nuevas generaciones de españoles, no solo en cultura general, también en educación cívica, militares que garanticen nuestra unidad como Nación y que luchen contra el enemigo sea de fuera o este dentro de nuestra casa, médicos, agricultores, autónomos, en resumen todos.
Lo que se plantea es un reto, un llamamiento en toda regla, un cambio de conciencia y una forma diferente de ver la vida. No pretendemos que se renuncie al bienestar individual, pero tenemos claro que alcanzar, mantener y mejorar el bienestar social, implica garantizar los derechos reales del individuo; trabajo, sanidad, educación y seguridad.