Patria, valor del futuro

21 febrero, 2009 at 13:06

Para poder sobrevivir a través del tiempo, la misma naturaleza ha conducido al hombre y a la mujer a un solo valor, patria. Un concepto que puede llegar a tener muchas definiciones, y que puede representar el todo o el nada.

Es un hecho definido que España, nuestra patria, esta formada por un conjunto de pueblos que han invertido un constante fluido de capital, formado este, por la sangre y sudor de nuestros antepasados, legado con aciertos y equivocaciones que nos ha conducido a la España de hoy.

Pueblos de donde ha surgido el Gran Pueblo Español, un producto nacional frente a un mundo competitivo e injusto, pero real; en el cual hay naciones que tienen cerrado su futuro, sociedades condenadas a perecer.

Nuestra Sociedad Nacional vive y pasará tiempos muy difíciles, en los que sólo se hablará de un solo termino, sobrevivir a cambio de cualquier precio, hundiendo al compañero, vecino e incluso a miembros de su propia familia.
Esto no es patria por mucha fachada e imagen que tenga la nación. No se puede permitir que la energía de cada individuo se derroche o pierda en la nada.

Nos estamos auto conduciendo hacia una sociedad envuelta en un caos anárquico con un gobierno totalmente inútil y llena de individuos que corriendo en todas las direcciones chocan entre sí.

La Nación, imagen viva de nuestros pueblos es, en constantes ocasiones pisoteada y humillada; y cuando esto ocurre, no es solo a España como entidad, a quien realmente se perjudica, sino a la totalidad de sus componentes, porque España, es el apellido común de todos. Y todo para ahorrarse el trabajo de pronunciar el nombre y apellidos de cada uno de nosotros, los verdaderamente perjudicados de unos pueblos que no sienten ni valoran el concepto de patria.
Patria es mañana, la energía depositada de toda una nación en un mismo interés común para crear y dar vida a un futuro que nos pertenece.

Razón de ser

21 febrero, 2009 at 13:05

En la existencia de la vida, el ser humano tuvo que agruparse para poder defenderse de su misma especie, y de las dificultades que impone la madre naturaleza.

Estas agrupaciones, encontraron ante sí, aspiraciones e intereses comunes, haciendo posible la creación de los primeros pueblos o sociedades.

Ante sus constantes luchas por la supervivencia y la progresiva necesidad de avanzar ante el mundo, surgieron las grandes metas, y con ellas los pueblos fuertes y débiles.

En ese andar continuo, se sucedieron uniones, anexiones y conquistas de pueblos, de ellos solo prevalecieron los pueblos más fuertes, el origen de las jóvenes naciones.

Entidades de un solo pueblo o conjunto de pueblos, se ven representados por la Nación, y de estás, solo las más fuertes son las que se expansionan, desarrollan y hacen que su cultura e historia sean el presente, pasado y futuro.

Son las Naciones fuertes, los responsables de la Humanidad y son aquellas que deciden, no solo su destino, sino también el del mundo.

Esta aspiración debe ser común a la gran mayoría de los hombres y mujeres que forman nuestra patria, y quizás la misma aspiración la tengan muchos otros pueblos de la humanidad.

Por ello tenemos que asegurar nuestra presencia en el mundo con hechos, con nuestro trabajo y esfuerzo debemos  garantizar que  nuestra Nación este integrada en el presente y futuro de la humanidad, no como observador, sino como elemento creador.

Nuestro derecho a la verdadera existencia

21 febrero, 2009 at 12:58

Nuestros gobiernos, nuestras sociedades, admiten principios de vida y convivencia en los cuales realmente no creen. Por ley natural, el ser humano comete errores, no existe el ser perfecto. El buscar la perfección individual es como querer encontrar el principio de la vida misma. Sólo se podría conseguir, mediante una sociedad representada por un estado que reuniese unas aspiraciones comunes a todos sus miembros. O quizás, y como un medio de aproximación, buscar la representación de una gran mayoría de la sociedad y que a su vez las otras partes también salgan beneficiadas de la gestión del gobierno.

Una sociedad en la que todos y cada uno, desde el puesto que le corresponde, cumpliendo desde las funciones más humildes hasta las de más alta responsabilidad, son necesarias para conseguir una nación del más alto grado de civilización.

El verdadero problema de nuestros días, identificado en todas las naciones y causante de todos los males, surge cuando el error no es del individuo o de un grupo determinado, sino del colectivo de una nación. Un pueblo o pueblos que no creen en si mismos como unidad territorial, que se debilitan y pierden su capacidad instintiva de reacción para sobrevivir como una Gran Nación.

La humanidad ha sido testigo ante su la historia con hechos reales, que sólo llegan a sobrevivir los pueblos más aptos y capacitados para luchar por la vida, los demás solo intentan subsistir dentro de un orden natural.

Esos pueblos triunfadores no viven de palabras o promesas, sino de hechos, del trabajo desarrollado por si mismos.

Aquel pueblo que despierte de su letargo, tome conciencia de su destino y de los derechos a la verdadera existencia, se pondrá a la cabeza del mundo y su nación será el modelo en la dirección de la humanidad, no para ejecutar una dominación tiránica sino para realizar una gran tarea como embajador y guardián del mundo.

Cuando ese pueblo elegido se ponga en camino se asombrará de si mismo, el mundo entero sentirá admiración y muchas naciones tomando ejemplo lo seguirán.