Dioses de la Tierra
El poder del hombre y la mujer es supremo, prueba de ello, es que en su camino a través del tiempo, ha podido adelantarse e imponerse a la naturaleza. Pero a pesar de su poderío y lejos del razonamiento humano, existe un ser superior y creador de todas las cosas.
Cuando las metas, proyectos o empresas personales, son realizados y alcanzados con éxito, las personas llegar a un punto de máxima satisfacción. Y tras aportar seguridad a su ser, deciden construir su propio futuro .
En otras ocasiones, cuando los individuos no alcanzan lo deseado y siguen siendo conscientes de su poder, fortalecen sus posturas y vuelven a emprender la lucha, unas veces en solitario y otros unidos entre sí, en un interés común.
Algunos de estos luchadores, a la primera de cambio se hunden en lo más bajo de la sociedad, dando lugar cuando son mayoría e incapaces de unir sus fuerzas en una misma dirección, una nación débil e inestable. Crean lo imposible, dándole vida en su interior, a la vez que lo alimentan con egoísmo y lamentaciones.
La fuerza de los pueblos radicará en hombres y mujeres que tienen y creen en su fe, de la cual se desprende una fuerte voluntad de vencer y un espíritu de lucha constante. De aquí, cuando destaca una sola creencia común a cualquier fe personal es de dónde surgen los futuros DIOSES DE LA TIERRA. Seres fuera de lo abstracto e imaginario, integrantes de una realidad viviente. Dioses que cambian y dan rumbo a la historia de la humanidad.
La tierra es un reino, en el que los pueblos representados por la nación se convierten en Dioses. Un reino en donde la mujer y el hombre son el valor principal de la sociedad, el pueblo su medio de trabajo y la nación, la expresión viva de un logro que culmina en la eternidad. Y de ellas sólo las más perfectas y fuertes se erigen como jueces del bien y el mal.